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XVI Domingo del Tiempo Ordinario
En este domingo, la liturgia de la Palabra nos invita a escuchar cuidadosamente la forma de recibir a los huéspedes. En la primera lectura, Abraham recibe al Señor con gran entusiasmo y le prepara un gran banquete. Dios se detiene, conversa con él y le hace la promesa de que, a su vuelta, Sara, su mujer, tendrá un hijo. “Dentro de un año volveré por aquí, y entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo” (Génesis 18:10). “El Señor siempre nos sorprende: cuando empezamos a escucharlo realmente, las nubes se desvanecen, las dudas dan paso a la verdad, los miedos a la serenidad y las diferentes situaciones de la vida encuentran su lugar que les corresponde. El Señor siempre, cuando viene, arregla las cosas, incluso para nosotros” (Papa Francisco).
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San Agustín lo expresa de la siguiente manera en su Sermón 255: “Esta dulcísima tarea había escogido para sí María, que se mantenía inactiva; a la vez aprendía y alababa. En cambio, Marta estaba ocupada en muchas cosas. Lo que hacía era ciertamente necesario, pero pasajero: cosas para el camino, aún no las propias de la vida futura; se ocupaba del viaje, aún no de lo que iba a poseer. Había recibido, en efecto, al Señor y a cuantos iban con él”. Y continúa, diciendo, explicando el texto de este domingo: “Se dignó ser recibido como huésped no por necesidad, sino por benevolencia. ¿Qué dará Dios a los que lo sirven, lo adoran, creen en él, en él ponen su esperanza y a él aman?”
©LPi
“En cada familia hay problemas, y a veces también se discute. Padre me he peleado…; somos humanos, somos débiles, y todos tenemos a veces este hecho de que peleamos en la familia. Os diré una cosa: si nos peleamos en familia, que no termine el día sin hacer las paces. Si, he discutido, pero antes que termine el día, haz las paces. Y sabes ¿por qué? Porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No ayuda. Y luego, en la familia hay tres palabras, tres palabras que hay que custodiar siempre: Permiso, gracias, perdón (Papa Francisco 12/27/2020). ¿Qué debo trabajar en mi familia para vivir en armonía?
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©LPi
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