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Domingo de Pentecostés

Con la Solemnidad del Espíritu Santo se termina el Tiempo Pascual. Durante cincuenta días hemos estado celebrando a Jesús vivo, quien venció la muerte y a los poderes del mal. La promesa del Espíritu Santo se hizo realidad para los discípulos. Se venció el miedo y la incertidumbre de ¿qué hacer, hacia dónde dirigirse? También, María Madre de Dios estuvo presente en este gran día, dando apoyo a la Iglesia naciente. La oración colecta de este día ayuda grandemente a celebrar con alegría la presencia del Espíritu Santo entre nosotros: “Dios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de los fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica…”

 

Sí, pidamos los dones del Espíritu Santo para todos los fieles cristianos y para el mundo entero que tanto los necesita. Ven Espíritu Santo y danos la fuerza que viene de lo alto para continuar con la esperanza de la paz. Anima los esfuerzos de hombres y mujeres que luchan constantemente para lograr una vida que recree el modo de las primeras comunidades, donde se preocupaban el uno por el otro. “Él Espíritu no es, como podría parecer, algo abstracto; es la persona más concreta, más cercana, que nos cambia la vida” (Papa Francisco) 6-9-2019. ¡Envía tu Espíritu Señor y renueva todo mi ser!                   

 

©LPi

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